domingo, 11 de diciembre de 2011

LA PLANIFICACIÓN EN LOS NEGOCIOS.

El concepto de planificación lleva implícita la idea de futuro.   En toda empresa, la supervivencia dentro de su entorno competitivo en el futuro supone un gran nivel de incertidumbre.   Para reducir dicha incertidumbre, es necesario prever los objetivos empresariales a largo plazo y los recursos necesarios para lograrlos.  Es necesario, así que la empresa decida dónde quiere estar en un futuro para poder fijar, en función de esta  decisión, sus pautas de comportamiento dentro de los mercados en que opera.

La planificación, implica por tanto la organización y la gestión de los recursos disponibles.  Es, de todo punto imprescindible que la empresa cuente con un conocimiento completo de sus recursos internos, debe saber cómo coordinarlos y como estructurarlos para poder lograr de ellos el mayor beneficio posible.  No cabe duda, además, de que empresa precisa de recursos externos de los que dispone.  La planificación no debe olvidar estos últimos, puesto que es imprescindible que la dirección de la empresa tenga capacidad para conseguir todos los recursos complementarios que jugaran un papel esencial en la evolución de la organización hacia sus fines previstos.

El esfuerzo cotidiano de la organización no debe ser otra cosa que el resultado de la planificación realizada, visto desde la óptica de pequeños esfuerzos, tareas y acciones permanentes de la empresa.

Dicho de otra manera, la actividad diaria es condición necesaria para el logro de los objetivos previstos, en caso contrario no estaría justificado, sería un coste inútil.

Por último, no tiene sentido hablar de planificación sin control.  El control de los resultados, el control de los esfuerzos y la relación entre ambos, deben consustanciales con cualquier modelo de planificación que la empresa quiera implementar.

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